En el mundo que de lleno
está sumido entre la oscuridad
aún viendo el sol todos los días,
vine a verte entre tantas caras.
Yo, un ser rodeado de maldad
por vez primera vi luz y la admiré;
te vi y te quise seguir,
aún cuando muriera te seguiría.
Admiré tu sonrisa, tu mirada
y tu dulce impresión del mismo mundo
al que tanto y por mucho odié,
aunque realmente no era más obvio
al ser yo un diablo y tú un ángel.
Tú ni cuenta te diste de mi deseo
y que siempre te perseguí...
para no perder tu rastro,
para nunca más alejarme.
Yo te necesitaba desde ese instante
cuando sentí en vez primera,
que tenía corazón y que latía;
sólo por ti, quien por naturaleza
nunca me rechazarías
y yo quien por propio anhelo
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