miércoles, 10 de abril de 2013

Y digo yo...

Si río, porque sonrío,
si callo, que otorgo,
si corro, que huyo,
si me paro, que no aguanto...

Si me emociono
con poemas y notas musicales,
que soy demasiado mujer...

Si no me fío de la gente, 
no llegaré nunca
a ninguna parte...

Si mis amig@s los cuento
con una mano 
y me sobran dedos, 
entonces que soy muy desgraciada,
porque quien tiene un amigo,
tiene un tesoro.

Si me levanto mustia y taciturna,
que hay que ver 
la cara que tengo...

Si hago gracias
y quiero ser yo,
que no me tomo nada en serio.

Si voy, porque me encamino,
si vengo, porque retorno,
si sueño, porque fantaseo,
si contemplo, porque observo.

Si maldigo mil veces al destino,
entonces que yo soy 
mi propia enemiga. 

Si busco silencio, 
ese día, a mi paso,
parece haber caído 
un meteorito sideral.

Y a eso sí 
lo consideran un milagro...

Si busco compañía,
que claro, que ahora
precisamente ese día
pues que no, 
que no existe la compañía.

Si no puedo decidirme 
entre las estrellas y la luna,
que no me merezco a ninguna.

Y cuando lo único que deseo 
es estar sola y escribir poesía,
entonces la antesala de mi mundo 
se inunda de seres humanos
a los que no deseo, ni deseaba, ni desearía.

Si me rindo,
que soy una cobarde.

Pero sin embargo,
si lucho hasta que 
me falten las fuerzas,
entonces para que va nadie a ayudarme...

Si camino a pies descalzos,
que por qué no 
me compro unos zapatos.

Si no beso en la primera cita,
que soy una romántica.

Si digo la verdad,
que soy muy directa
y que incluso peco 
de poco correcta.

Pero si miento, 
entonces cometo perjurio,
ya que mentir, 
es poco más que un pena capital
en estos tiempos tan inciertos...

Si tengo insomnio,
que le doy 
mucha importancia a las cosas.

Y si duermo bien,
¡claro!
como yo apenas tengo problemas
pues eso, pues que soy una perezosa.

Y digo yo:
¿Y si un día me levanto
y durante todo ese día
decido aliarme con el diablo
y mandarlo todo a la mismísima mierda?

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