miércoles, 28 de noviembre de 2012

¡Mírame!


¡Mírame!
Sin sombreros ni antifaces.
¡Solamente mírame!
entre espejos, montañas y reflejos.

¡Mírame!

Ya dejé atrás 
aquellas migas de pan,
con las que un día
creí que podría llegar.

¡Mírame! 
Solo abre los ojos
y observa mucho más allá
del cielo azul.

Mira mi luz,
su intensidad y claroscuros.

Mira entre el tono, la llama, 
mira la suavidad 
con la que se dilatan mis pupilas.

Mira mi impaciencia y su calma,
como luchan entre ellas
por conquistar tu lado de la cama.

¡Mírame!

Entre el perdón y la honestidad,
no existe lugar 
para consecuencias impropias
y sin embargo...

¡Mírame!
Mira mi sentido común,
el que aún conservo .

El que entregué al mejor postor,
fue sacrificado 
entre tinieblas y bambalinas
y no creo que pudieses mirarlo.

¡Mírame!
y que no te importe 
que nos puedan mirar,
por mucho que maldigan 
nuestras miradas.

Una mirada, la mía,
una mirada, la tuya.

Una más una 
nunca fueron dos
¡Término a término!.

Equivocaron el teorema
o perdieron 
una de las cuentas 
por el camino.

¡Mírame!
¡Tú mírame!

Aunque no quieras
Aunque no puedas
¡Mírame!
Aunque no lo desees

¡Mírame!
porque solo así descubrirás,
que por mucho que me mires,
por mucho que lo intentes...
nunca lo conseguirás.

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